El cuento más corto del mundo: el legado de “El Dinosaurio” y su autor guatemalteco

El origen del cuento más corto del mundo
En el universo de la literatura breve, “El Dinosaurio” se alza como una obra revolucionaria. Este relato, considerado durante décadas como el cuento más corto del mundo, fue escrito por el autor guatemalteco Augusto Monterroso y publicado en 1959 en su libro Obras completas (y otros cuentos).
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Con tan solo siete palabras —«Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí»— Monterroso logró crear una pieza literaria que, a pesar de su extensión mínima, provoca infinitas interpretaciones. El impacto del texto no radica únicamente en su brevedad, sino en la profundidad de significado que es capaz de transmitir. En pocas palabras, el lector puede imaginar una historia previa, una situación presente y hasta un posible desenlace.
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El legado de “El Dinosaurio” y el auge del microrrelato
Aunque con el tiempo han surgido relatos aún más breves —como “El emigrante” de Luis Felipe Lomelí o “Dios” de Sergio Golwarz—, ninguno ha tenido el mismo impacto cultural y literario que el de Monterroso. Incluso si otros han logrado reducirse a una palabra o un signo, “El Dinosaurio” permanece como un ícono del cuento más corto del mundo por su equilibrio entre forma y fondo.
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Este microrrelato abrió las puertas a una corriente creativa centrada en la economía del lenguaje, donde cada palabra cuenta y la interpretación del lector toma protagonismo. En la actualidad, esta tendencia sigue vigente, con miles de escritores explorando nuevos formatos en redes sociales, blogs y antologías.
En resumen, aunque el título del cuento más corto del mundo se disputa entre varias obras, “El Dinosaurio” mantiene su lugar como pionero y referente universal de la narrativa mínima, demostrando que a veces, menos es más.