Leyenda de la Sirena en Retalhuleu: Un Encanto Escondido
Descubre la cautivadora leyenda de la Sirena de Retalhuleu, un tesoro de la tradición guatemalteca que quizás no conocías. Explora sus detalles y curiosidades aquí.
Leyenda de la Sirena de Retalhuleu
La leyenda de la Sirena y Cupido de Retalhuleu te transporta a tiempos remotos, donde una hermosa mujer se sumergió en las aguas del río Bolas durante un Viernes Santo. Según la creencia, Dios la transformó en sirena como castigo por desobedecer la tradición católica de no bañarse en ese día, debido a la muerte de Nuestro Señor Jesucristo.
Las Sirenas de Champerico
Otra versión de la leyenda surge en Champerico. Cuentan los pobladores de Retalhuleu que en el día de San Juan, cerca del antiguo muelle, han avistado a misteriosas mujeres con colas de pescado. Estas sirenas seducen con su dulce canto a los peces y tiburones, atrayéndolos a la costa. Los pescadores han encontrado en la noche una abundancia de peces, aprovechando el encanto de estas criaturas marinas.
Datos Curiosos de la Leyenda
- La famosa fuente que representa esta leyenda es conocida como un “tributo al amor” entre la Sirena y Cupido.
- Las esculturas de la Sirena y Cupido fueron creadas por Francisco Gutiérrez Martínez, siguiendo la orden del Coronel de Estado Mayor Jorge Ubico Castañeda.
- Inicialmente ubicadas frente al Palacio Departamental de Retalhuleu, fueron inauguradas el 21 de noviembre de 1913.
- En 1949, las esculturas fueron trasladadas a la 7a. avenida y 6a. calle de la zona 1, donde permanecen en la actualidad.
- Se cuenta que Cupido desapareció en 1980, pero en una fotografía de marzo de 2016, la estatua restaurada fue capturada, gracias al Grupo Gestor Filial de este departamento.
La leyenda de la Sirena en Retalhuleu nos sumerge en un mundo de mitos y misterio, tejiendo un tapiz de historias que perduran en el tiempo. Esta tradición local nos recuerda la rica cultura y las creencias arraigadas en Guatemala, enriqueciendo nuestra comprensión de la historia y la magia de la región.
