la biblioteca central de la USAC: un legado de conocimiento que sigue evolucionando

desde un rincón del Jardín Botánico hasta una institución digital al servicio de miles
La Biblioteca Central de la Universidad de San Carlos de Guatemala (USAC) no solo es uno de los espacios académicos más emblemáticos del país, sino también un reflejo de la historia y evolución del sistema educativo nacional. Fundada en 1953, este recinto ha acompañado a generaciones de estudiantes, investigadores y docentes, adaptándose a los retos de cada época.
Fue el 1 de diciembre de ese año cuando el entonces rector Miguel Asturias Quiñónez inauguró su primer edificio en el Jardín Botánico, zona 10. Allí nació la Sala de lectura “Dr. Pedro Molina”, como homenaje a uno de los próceres de la independencia. Décadas más tarde, esta biblioteca crecería hasta convertirse en una de las más completas y modernas de Centroamérica.
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Con la llegada de la Ciudad Universitaria en los años 60, surgió la necesidad de una biblioteca más centralizada. En 1965 se estableció oficialmente la Biblioteca Central, integrando acervos dispersos como el de la Escuela de Estudios Generales. Su sede definitiva se construyó entre 1973 y 1974 con apoyo del BID, la USAID y la Embajada de EE. UU., con una inversión de Q880,000, una cifra significativa para la época.
En los años 80 y 90, la USAC implementó procesos de automatización, digitalización y descentralización, destacando la creación de nuevas unidades como la Hemeroteca, la Mapoteca, el Archivo Vertical y el servicio de audiovisuales. También se incorporaron códigos de barras y software de gestión bibliográfica, modernizando el préstamo de libros.
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A partir del año 2000, la biblioteca apostó por la digitalización total de sus servicios. Se inauguró el Laboratorio de Computación Ricardo Arjona y se abrió la Biblioteca de la Paz “Irma Flaquer”. La pandemia aceleró la incorporación de servicios en línea, solvencias virtuales, atención remota y préstamos digitales.
Hoy, la Biblioteca Central ofrece acceso a plataformas académicas, tablets en préstamo, pago en línea y una renovada página web con herramientas de accesibilidad. Continúa siendo un espacio vital para el desarrollo académico, tecnológico y humano de la comunidad sancarlista.
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